14.9.05

Nos Vemos

Hoy a la noche, en la plaza, ví un ojo humano. Si, ya sé, vos todos los días ves miles (o cientos o quizás una docena o quizás ninguno, depende de tu popularidad. No, mentira, no te enojes. Depende de tu forma de ser, de cómo te gusta vivir la vida, de cómo vos quieras). Pero que has visto ojos humanos, has visto, no me mientas.

Muchos ojos han pasado por mi vida. Ojos de amor, de madre, padre, hermano y amigo, de autoridad y de odio. Ojos simplemente bellos como desconocidos. De todas formas y colores. Y la verdad, nunca me detuve tanto en ninguno.
Es que este ojo, era un ojo muerto. Era solo un ojo, sin el contexto, sin su hogar... sin su alma ni cuerpo.

Una chica murió hoy a la tarde. Nunca sabré su nombre porque no lo pregunté, y no me voy a fijar en los diarios. La atropelló el tren.

No entendí bien cómo el ojo de esa chica fue a parar a la plaza San Martín de Quilmes.
Uno de los pibes (demostrando que realmente no tiene nada que hacer con su vida), se enteró del accidente en Crónica TV y fue enseguida a la estación, porque vive cerca. Y contó, con pena en sus ojos de borracho:

- “No sabés, man... no sabés... todo desparramado, una oreja acá, unos dientes allá, pobrecita... quedó hecha mierrrda. Yo de pedo encontré un ojo, acá está, lo traje para mostrárselos...”

Y apoyó su tesoro en un huequito, dentro de un árbol que debe tener más de cien años. Sin darse cuenta, este mediocre joven sin talento para nada, estaba pintando un cuadro digno de Dalí.

Éramos seis, mirando el ojo, dentro del huequito. Era verde, muy intenso. Lo colocó de una manera casi perfecta dentro de la imperfección de ese tronco. Era como si el árbol nos estuviese mirando, mientras nosotros mirábamos su ojo. Pero no era de él, árbol envidioso e inmóvil, resentido de vivir una vida sin sentidos.

Era de una chica.

Que ayer a esta hora probablemente estaba durmiendo. Y ese ojo que veo ahora tan abierto, estaba cerrado. Soñando quizás, pacíficamente.

Una chica murió hoy a la tarde, la pisó el tren. Era rubia y tenía más o menos 20 años. Es todo lo que sé.

Pocas veces lamenté tanto una muerte.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

6:15 p. m.  
Blogger Damiano said...

La onda era que te llene de ternura mi sensibilidad, no que te meta miedo. No entendiste nada, andate, fuera de mi blog.

Mentira, todo bien.

12:00 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home