12.10.05

Las desventuras y sabias amarguras de Coquito, el niño anticomercial

Coquito y su Tío Ernesto se encuentran en el patio de comidas de uno de los tantos monstruosos parques comerciales de la ciudad de Río Hondo, famosa mundialmente por sus termas y sus shoppings.

- Ahh Coco… tengo hambre. Le damo’ al diente?

- Tío, venimos caminando hasta Río Hondo simplemente para tener algo que hacer y pensar en otra cosa.

- De qué hablás?

- Tío, basta de mentirnos. Hace tres días que no comemos. No tenemos plata. Te la gastaste toda en el bingo.

- Siempre negativo, vos eh? Escuchame querés!? Vamos a las mesas, agarramos las bandejitas y nos comemos lo que dejan estos giles! Coco, ¡¿tengo que enseñarte todo?! Hacé correr la laucha para que mueva un poco la ruedita así de chiquitita que tenés en la cabeza, querido.

- Me acabas de pegar una descansada terrible, Tío. Creo que te respeto más que antes.

- Si si, como sea… mirá, esa señora dejó medio grisín de gluten y un poco de tuco!

- Por qué tenemos que vivir así, Tío? Me prometiste llevarme al Museo Civil de La Matanza y ahora estoy a punto de robar comida… yo soy un niño, mi deber es divertirme horas jugando al ajedrez y aprender sobre cuestiones importantes, como la metafísica, como hacen todos los niños del mundo!

- Te voy a dar eh… ¡Apurate que viene el guarda, Coquito! ¡Ahora o nunca, mierda!

- ¡Guardame un poco Tíooooooooooooooo!

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me pregunto cómo es que el tío Ernesto no ha prostituido a Coquito...

Dam: two thumbs up

9:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yeaaaaaaaah!

7:11 a. m.  

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