Las desventuras y cuasi posturas de Coquito, el niño angelical
Coquito y su Tío Ernesto se encuentran sentados en los escalones de la Basílica de los Santos Cordones Doblados, en Calamuchita...
- AHHHH Coquito! Me siento cerca de Dios!
- No Tío, estás sentado al lado mío. No soy Dios...
- Ya sé, Coco, no seas imbécil. No fue un comentario para tomarlo literalmente.
- Jeje, el otro día, no sabés... no, no te cuento nada. Me llamaste imbécil.
- No te llamé "imbécil", te llamé Coco.
- Tío, te quiero.
- Yo también, Coquito, yo también... prendamos fuego esta Iglesia, querés?
- Je je, no lo propuse antes porque... no sé Tío, me pareció medio como mucho...
- Agarrá el kerosene, mierda!
- AHHHH Coquito! Me siento cerca de Dios!
- No Tío, estás sentado al lado mío. No soy Dios...
- Ya sé, Coco, no seas imbécil. No fue un comentario para tomarlo literalmente.
- Jeje, el otro día, no sabés... no, no te cuento nada. Me llamaste imbécil.
- No te llamé "imbécil", te llamé Coco.
- Tío, te quiero.
- Yo también, Coquito, yo también... prendamos fuego esta Iglesia, querés?
- Je je, no lo propuse antes porque... no sé Tío, me pareció medio como mucho...
- Agarrá el kerosene, mierda!
2 Comments:
Coquito no asume posturas, sólo bailotea entre concepciones de mundo que se contradicen. Él disfruta de refutar. Vive para eso. Y para jugar al scrabble con el Tío Ernesto.
Proyectar es depositar en otro nuestros propios deseos y frustraciones. Coquito representa una mínima porción de lo que soy. Pero para poder proyectar, necesito a alguien de carne (y hueso). No caigamos en el pozo común de querer encontrarle una explicación racional a un par de oraciones sueltas. Sólo Pelusio tiene la grandeza suficiente como para entender algo sin tener que acudir a la inquisición. La respuesta, amigo mío, está dentro tuyo. Como la Matrix.
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