15.9.05

Confesiones de un publicitario

- Perdóname Padre, que he pecado.
- Cuéntame, hijo, ¿qué te acongoja?

El hombre de traje de diseñador francés y zapatos italianos, hundió su rostro en sus manos, y tras pensar bien sus palabras, rogó:

- Por favor, ayúdeme a encontrar un poco de paz. Necesito recuperar mi dignidad, no puedo mirar a mi mujer a los ojos. Mis hijos me abrazan y yo siento que los estoy traicionando. Me pierdo en mis pensamientos, dispares y contradictorios. Me encuentro nuevamente en el mismo lugar que juré no volver a pisar. Vendí mi alma, junto a un desodorante y una gaseosa cola.

- Hijo, no estoy seguro de poder comprenderte. Ahora vamos, que Dios está de tu lado... dime la razón de tu pesar.

- Siento que soy una enfermedad. Soy el culpable de males groseros, intencionados y que encima, dejan mucho pero mucho dinero en mis bolsillos. Ojo, a no malinterpretar, soy excelente en lo que hago, de elite. Aunque supuestamente mi trabajo es encontrar soluciones, lo único que logro es crear problemas para el mundo.

- Ah, usted es político.

- No, soy publicitario.

Por primera vez, silencio. El clérigo reposó su cabeza sobre el almohadoncito que cubre el respaldo del viejo confesionario, para poder deliberar un curso de acción propicio para una charla abierta y sin tapujos. Además, que un señor venga con un problema serio, no era cosa de todos los días. Dios perdona rápido a las viejas y las mentiras.

- Es entonces tu trabajo el que perturba tu alma...

- Si y no, Padre. Es mi prisión. Y a la vez, el lugar donde me siento libre. Allí, en la agencia, donde decido por muchos, y donde también obedezco, encontré mi lugar en el mundo. Gracias a la publicidad pude crecer, pude proveer a mi familia, pude hacerme hombre.
Pero hoy siento que todo eso, no vale. Es mayor la culpa que los logros. Es mayor el precio a pagar, que el saldo a cobrar, Padre. Y me pone muy triste. Nada me rescata de esta situación en la cual entré solo, pero obligado. Porque hay que trabajar. Hay que darle de comer a los nenes. ¿Pero a qué precio? ¿Cuándo decidí abandonar mis sueños de artista para lograr un éxito vacío de contenido? Porque soy exitoso, nadie hace lo que hago mejor que yo. Antes solía ser mi éxito una suerte de manta benefactora que aquietaba mis dudas más profundas. ¿Cómo sentirme mal si me iba bien? ¿Cómo sentir que obraba de manera imprudente cuando todos salían contentos? No lastimé a nadie. Pero si colaboré en la ardua tarea de matar mentes.

- Hijo, lamento admitir que no te comprendo.

- Claro, ¿cómo me va a comprender? Usted siente que tiene una misión, esta dirigido por una ley superior, en la cual cree ciegamente y daría su vida por ella. Yo sólo quería tener una buena mina, un lindo departamentito y un coche que me lleve de acá para allá. Pero nada es tan simple. Nada es como debería ser. Y hoy siento que soy un miserable.

- Solo tú puedes cambiar tu realidad, solo en tu corazón encontrarás las razones que te llevarán de vuelta hacia el camino luminoso. Yo sólo estoy para escucharte y para recordarte que el Señor está a tu lado.

- Padre, no me venga con chamuyos. Si estoy aquí es porque mi psicólogo me vaciaría la cuenta bancaria, para luego decirme que todo se resume a un conflicto no resuelto de mi niñez.
Si busco perdón, he de ser sincero. Ustedes han tratado de enseñarme de pequeño, y yo he tratado de aprender. ¿Pero qué he de aprender? Dios existe y me quiere, pero no creo que El tenga que llegar a fin de mes. El Señor no ha de comprender de balances y fechas vencimiento. No sabe lo que es tener una hipoteca.

- Los problemas de los hombres, deben ser solucionados por los hombres, hijo mío. No cargues en el Todopoderoso las culpas de tus decisiones.

- No tengo el valor como para poder hacer eso. Mis culpas son mías, pero sólo he tratado de ser un hombre en esta sociedad. Pagar mis impuestos, ser un buen ciudadano, levantar la cacona del perro cuando lo saco a pasear. Mis acciones nacen de un buen lugar, Padre. Son las consecuencias las que me atormentan. En mi trabajo, todo se resume a consecuencias.

- Explícate.

- Soy el que piensa lo que usted ve en la televisión, las revistas, la radio y en las calles. Cuando usted piensa que Coca Cola es “Sentir de Verdad”, es porque yo quise que piense eso. Cuando decide comprar una Prestobarba en vez de una navaja, como en los viejos tiempos, es porque nosotros queremos que lo haga. Porque el que se beneficia es usted. Y nosotros nos llenamos de plata.

- No veo maldad en un negocio en el que una parte sale beneficiada y la otra, también.

Otra vez silencio. El exitoso empresario quedó atónito ante la simple respuesta de este simple cura.

- Si, Padre, tiene razón. Pero no es tan simple. Es un proceso, en el cual, un puñado de personas deciden lo que la sociedad puede ver, lo que puede elegir y lo que no. Damos soluciones, y a cambio, te robamos la libertad. Podés elegir, pero no podés elegir lo que quieras. Sólo lo que te mostramos. Esta todo pensado, nada queda al azar. No existe el azar, Padre. Somos lo que nos enseñaron ser. Y yo he aprendido a ser un desalmado hombre de negocios.

- Vamos, amigo, esta exagerando. ¿Acaso nunca deja de ser ese hombre de negocios para sentirse sólo un hombre? ¿Usted duerme en ese traje, se despierta ya sumergido en él?

- Soy lo que soy. No puedo renegar de mi identidad. Soy parte de una máquina consumista que vende ilusoriamente un sentimiento de satisfacción. Estoy en el negocio de la felicidad. Y no hay nada más fácil de vender que una mentira. Porque todos compran. Porque nadie se queja. Porque son ganado.

- ¿Tú realmente piensas así?

- No lo pienso, lo creo. Porque me han enseñado que la gente se divide en clases socioeconómicas, no son personas, son targets. Que desean lo mismo: ser reconocidos. Sentirse bien consigo mismos. Y nunca lo lograrán solos. Necesitan de un guía que les enseñe el camino. Y si ese guía conduce un BMW, mejor.

- ¿Usted es ese guía?

- Yo no, yo sólo aporto leña al fuego que hace arder los deseos de la persona común. Yo soy el intermediario entre lo que hay y lo que quieren. Y la verdad, es que la gente no sabe lo que quiere. Porque no les damos tiempo a que lo piensen. Todos quieren ser distintos, pero a su vez, todos necesitan zapatillas. Y celulares, y coberturas médicas y alfajores. Es perfecto. No hay negocio más rentable que la necesidad creada por otros.

- Usted es un zurdito...

- Ja! Mida sus palabras, Padre. No entremos en política, que uted sabe mucho más de eso que yo. No se sienta ofendido por mis palabras. Como diría Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

- ¿Y qué cosas piensa usted que tienen remedio?

- Todo. Los remedios son soluciones, y las soluciones deben ser pensadas. No instruidas. El confort en el cual hacemos tanto énfasis al vender una silla, es el mismo responsable de mentes inoperantes y consumistas. Es mucho más fácil cuando nos dicen qué tenemos que hacer, que buscar uno mismo la acción a realizar. El análisis de los problemas, se los dejamos a los instruidos. Nosotros seguimos. Ellos deciden. Y lo peor de todo, nos hacen creer que deciden por nosotros, porque nos conviene. La liberación de las mentes es imposible hasta poder despojarnos del sentido de necesidad. Tengo que hacer esto, sino pasa tal cosa... es un círculo vacío. El rompimiento del orden es el causante de nuevas ideas. De nuevas críticas. De progreso.

- Además de zurdito, anarquista...

Risas. La charla ya parecía más de cafetín que de confesión.

- No, Padre, no categorice cada cosa que digo. Que sólo estoy tratando de esbozar un pedido de perdón. No voy a lograr cambiar el mundo, porque es imposible. Miles de años de causalidad han hecho de la realidad, lo que es hoy. Y cambiar eso, es demasiada tarea para un simple publicitario. Pero la verdad, si alguien tiene que cambiar la realidad, ¿quién mejor que un publicitario? Podría crear un aviso institucional de bien público, generando en el receptor un sentimiento de culpa que lo lleve a la reflexión independiente. ¿Pero qué estoy diciendo? Si desde que tengo uso de razón hay avisos tan simples como “Abróchese a la vida, use cinturón de seguridad”, y la gente sigue sin usarlo. Algo tan simple... algo que realmente presenta un beneficio.
Estamos perdidos...

- Hijo, El Señor nos enseña que las buenas intenciones son la razón de nuestras acciones. Sin importar el resultado...

- Eso lo enseñó Aristóteles y no Dios. Y si es verdad que Dios esta en todos lados, bueno... que se corra un cachito. Y que nos deje decidir a nosotros.

- Ya lo hemos estado haciendo, mi buen hombre. Y mire dónde estamos.

- Donde queremos estar, Padre.

- Encuentro sincera tristeza en tus palabras. No sé bien cuál es tu pecado, pero estás perdonado. Diez Ave Marías, quince Padrenuestros y...

- ¿Y qué?

- Y tengo un sobrino que estudia Publicidad, es un loco lindo con mucha imaginación... ¿no le molestaría a usted darle un...?

8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

damm, escribiste eh?, si, bastante, pero lo lei

si lo escribiste vos: sos genial
si lo robaste: sos genial

beso

pd: sos genial

11:49 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Fan es Fun.

Beso.

1:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Línea favorita:

"Vendí mi alma, junto a un desodorante y una gaseosa cola."

Hilarante, Dam.

11:56 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

no sos mas mogolico porque no
tenes tiempo
quizas el 21 de sep lo seas el doble

3:36 p. m.  
Blogger Damiano said...

Contesto, no contesto.

Contesto, no contesto.

Contesto, no contesto.

Ya lo hice, no?

El día de la primavera es un invento del marketing para vender flores y vino en cajita para los mersas que van a Palermo. Para mi existen sólo dos estaciones: Retiro y Constitución.
Soy políticamente incorrecto? No, soy un mogólico. Y tengo todo el tiempo del mundo.

5:57 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues que te digo

que me atrapastes

y me dejastes

pensando sintiendo sabiendo y sin saber un comino.

tu linea en donde dices:

"La liberación de las mentes es imposible hasta poder despojarnos del sentido de necesidad".

tiene un alo entre cristiano budista y pseudoconcrecionista.

como posiblemente por lo que dejas ver ya leiste el evangelio y alomejor algo de buda, te recomendo el libro de "Dialectica de lo Concreto" de Karel Kosik.

va ha ser tu mente mas amplia o mas nose me gusto tu estilo.

saludos y abrazos, espero leerte pronto nuevamente.

Karel Kishon Mexic

a como no tengo cuenta en google blogger me encontras en joelgarci@msn.com

12:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy bueno. Realmente bueno. Muy del estilo de 99 francos, de Frederic Beigbeder -se lo recomiendo a cualquiera que tenga ganas de leer un buen libro-.

Un saludo desde Zaragoza, España.

8:37 p. m.  
Blogger SYNERGY 02 - OXIGENO LIQUIDO + SILICA said...

MAURA .... LAMENTO INFORMAR A TI Y A TODOS AQUELLOS INGENUOS QUE ESTE ES EL PRIMER CAPITULO DEL MARAVILLOSO LIBRO DE MI PAPA DAVID OGILVY ... EL MAESTRO DE MAESTROS DE LA PUBLICIDAD....

2:51 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home