17.10.06

Madriguera dulce madriguera

Después de cumplir 24 años, el deseo de independizarse se hace cada vez más presente. Y aunque creo contar con los medios necesarios para hacerlo posible, no es fácil encontrar la madriguera de tus sueños. Yo soy una serpiente muy detallista y creo tener en mi mente la imagen perfecta de cómo debería ser el lugar donde más cómodo puedo sentirme. Antes que nada, primero de todo, me la imagino muy cálida. Procuraré que no sea extremadamente amplia porque de esa manera corre viento y toda serpiente con dos dedos de escamas sabe que la calidez de su madriguera es fundamental.
También debe ser oscura, y muy húmeda para poder mantener mi piel humectada y radiante. Lo ideal sería encontrar una con un microclima casi tropical. Si es a estrenar, mucho mejor, porque así puedo delimitar mi territorio para siempre y saber que nadie va a dejar una marca tan grande en mi madriguera como la mía. Aunque para ser justos, existen madrigueras ya habitadas que nunca pierden ese toque que las hace parecer siempre impecables.
Como soy una de esas serpientes que les gusta el orden, pienso que es mucho mejor una madriguera pulcra y cuidadita que esas que se notan que están abandonadas desde hace añares. Y por último, los alrededores de la madriguera deben oler bien. Asi que madriguera que apesta, para esta serpiente, no cuenta.
Yo ya he encontrado madrigueras de mi agrado, pero de algunas fui echado y otras... simplemente he dejado. Pero por suerte, cuento con el tiempo de mi lado. La selva es grande, el bosque es amplio y el río es mojado y yo soy una serpiente, no sé nadar, asi que ahí mejor no voy. Las únicas que saben nadar son las anacondas, y aunque soy orgullosa, tampoco me agrando. En fín, a seguir buscando.

(La naturaleza de este texto es ficticia y cualquier semejanza o metáfora que se pueda aplicar a la realidad es mera coincidencia. Ninguna serpiente fue lastimada durante la redacción de este post).