30.5.05

Atención: cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia

Todos tenemos sueños. Algunos más realistas, otros se la pasan fantaseando y otros sueñan cosas que no tienen sentido. Déjenme contarles lo que acabo de soñar hace un ratito mientras el recuerdo esta bien fresco.

Hoy decidí que era un buen día para ejercer mis dotes actorales. "Me duele la cabeza, las rodillas, la garganta y el cuello, en ese orden". Moraleja: Damiano se quedó en casa. Algo me dolía la cabeza pero nada tenía que ver con un estado gripal. Pero el desayuno en la cama igualmente fue bienvenido.
Cuando uno se hace el enfermo, es normal hacer la siesta. Si me quedaba despierto todo el día dando vueltas de aquí para allá iba a arruinar toda la obra. Entonces, siesta.
Me acosté a las 2 de la tarde y me desperté hará una hora. Pero no porque ya había descansado lo suficiente (soy de esas personas que pueden dormir aunque no esten cansadas, sólo por amor al arte). Sino que fue un sueño el que me hizo volver al mundo de la vigilia.

Allí estaba yo, vestido con chomba blanca y malla roja, sentado en mi banquito al lado de la sombrilla. De mi cuello colgaba un silbato. Frente mío, una pileta olímpica climatizada. De pronto, entra una señorita sin rostro que me dice: "llegaron los alumnos, profe". De a uno fueron entrando, vestidos como niños, distintos monos de distintas razas, todos cachorros. Venían cantando como una canción de colonia de vacaciones. A todo esto, yo no me sorprendí para nada. "Bueno chicos, hoy les voy a enseñar a jugar al water polo". Se metieron a la pileta y empezó el descontrol. Uno de los monos cantaba todo el tiempo como el Bahiano de los Pericos. La pelota era una lata de conservas, creo que de arvejas. Todos los monos empezaron a gritar y chapotear en el agua, se descontrolaron mientras yo trataba de pedirles que se calmen asi podíamos empezar la clase. No se porqué pero me tomaba muy en serio ser profesor de water polo. El que cantaba agarró la lata, apuntó al arco y cuando le salió el arquero empezó a cantar "la picareeee, la picaré, la picaré, la picareeeeeeeeeeeaa". Después abrió la lata y empezó a comerse el contenido. Me detuve a mirar lo que estaba ocurriendo alrededor mío. Monos, con mallas y algunos con antiparras, tratando de jugar al water polo. Y fue allí donde pensé: "Esto tiene que ser un sueño, Damián. Despertate".

Me desperté y sentí que algo hizo click en mi cabeza y nunca más voy a volver a ser el mismo. Siendo un estudiante universitario y teniendo como materia Psicología General, se me hace imposible no querer hacer un intento de asociación libre para comprender qué carajo fue lo que soñé. No es la primera vez que sueño con monos. Pero de esta manera, nunca. Me acuerdo de todo el sueño patente. Cómo cantaba a lo Bahiano, la lata de conservas, la chica sin rostro. Las mallas de colores, los arcos, mi chomba blanca. Después de tratar de entender lo inentendible, me rendí y vine aquí para dejar huella de un sueño que nunca había sido tan verdadero. Y aunque ustedes no me crean y piensen que esto sólo es un post más sobre monos, les juro que este sueño fue real. Aunque aceptarlo signifique que cada día que pasa, estoy un poquito peor. O quizás, quién sabe, mucho mejor.