17.6.05

Cuack

Marcelo siempre fue un ganador. Dueño de una curiosidad inquieta, todo lo que le llamaba la atención, él aprendía a dominarlo en cuestión de minutos. Desde muy temprana edad, sus padres notaron que todo lo que Marcelito se proponía, lo lograba.
Aprendió a caminar a los 4 meses de vida. A hablar a los 6. A leer y escribir, al año.
Aprendía sin descanso. Sólo le importaba adquirir conocimientos. Siendo simpático como el padre y lindo como la madre, parecía raro que no tuviese amigos. Él aseguraba que simplemente no le interesaba.


Ya entrado en la adolescencia, su apetito voraz por información llevó a Marcelo a recibirse en las carreras de Ingenieria, Arquitectura, Contador Público, Abogacía, Dirección Técnica de Fútbol y Repostería. Ésta última fue más un capricho que otra cosa, debido a su confeso fanatismo por los dulces. Su especialidad, entre tantas tortas y postres, eran los bombones.
Nunca ejerció ninguna de sus profesiones por considerar que en la vida, había que encontrarle una razón a sus acciones antes de llevarlas a cabo. Y practicar una actividad con el único fin de recibir dinero a cambio, le parecía una idea pura y exclusivamente desalmada. Pensamientos muy profundos para un chico de 15 años.


Al poco tiempo de aprender a pilotear aviones, preparó el bolso y emprendió viaje. Marcelo estaba para cosas grandes, y no sorprendió a nadie cuando dijo que quería conocer el mundo. Con 18 primaveras recién cumplidas, su primer destino fue Río de Janeiro. Como buen goloso que era, su mayor interés era visitar el Pan de Azúcar. Al llegar, quedó maravillado con su belleza. La vista desde el mirador era increíble. Primero admiró toda la costa. Desde Ipanema hasta Copacabana. Después los verdes morros llenos de vegetación, pasando por el Cristo Redentor. Marcelo era feliz. Sintió en la suave brisa un suspiro, cerró los ojos y pidió un deseo.
A la noche, al regresar al hotel, escuchó música de bossa nova que provenía del bar. Curioso como era, se acercó para escuchar más de cerca. La melodía era encantadora. Un presentador anunció la inminente aparición en el escenario de la cantante de la banda: “Agora, eu vou apresentar a mininha mais bonita du Rio, com ustedes… Gabriella!” La música subía su ritmo y volumen. Detrás del telón apareció la chica más linda que Marcelo había visto en toda su corta vida. Era maravillosamente hermosa. Morena como el azúcar de caña, antes que empiece a cantar, Marcelo ya la quería. Y con sólo escuchar su dulce voz, la amaba.

Mientras pasaban las canciones, él pensaba maneras de conquistarla. Porque aunque él sabía hacer de todo, nunca había aprendido a amar. Era una de las pocas cosas que nadie le había podido enseñar. De inmediato corrió hacia la cocina del hotel, sobornó a un par de mozos y cuidadosamente preparó los mejores bombones que había creado en su vida. Todos distintos, todos igualmente deliciosos. Los guardó en una caja y cuando volvió al bar, la función ya había terminado. Le preguntó a uno de los meseros dónde podía encontrar a Gabriella y enseguida le dijeron que seguramente estaba en la playa. Fue corriendo hacia la orilla y allí estaba ella, mirando el mar. Marcelo contempló esa imagen por unos segundos, grabándola en su corazón.
Se acercó lentamente a ella. Sin decir nada, Gabriella tímidamente sonrió. Él le dijo que en el Pan de Azúcar había pedido un deseo. Y que al verla a ella, se le había cumplido. Le dió sus bombones, esos que había preparado especialmente para ella. Sin decir una palabra, Gabriella agarró uno, lo apoyó suavemente sobre su boca y le regaló a Marcelo el beso más dulce que haya probado. Luego de un instante, lo miró a los ojos y finalmente le dijo: “Obrigado, Garoto”.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Mi fascinacion viene de ahi... de esos cagues de risa que me provocas.

3:13 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

La historia de tu vida, Damiano!
Ja.
Va con onda.

4:41 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

D: para eso estoy.
A: ... ok.

8:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cuack!

De dónde te sacás las historias de estos personajes maravillosos?

Amazing

2:35 p. m.  
Blogger ]v[arucuturu said...

Lo digo y lo repito, you are way too cool and creative to be working in advertising, hon.

Pongámonos una imprenta y salgamos a vender tu arte y mi instinto comercial por Plaza Serrano y aledaños.

Baccio Pomelo Rosado y Maracuyá.

10:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hagámoslo.
But 5 am can't come. Boo hoo.

1:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Mejor pongan una productora de películas y filmen "Coquito the movie", con Pacino como Coquito y De Niro como el tío Ernesto. Megablockbuster seguro!

3:16 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home