Una nueva vida
Debido a un extremo cansancio físico y mental acumulado, ayer me quedé dormido mientras miraba Sin Código. Mi madre abrió la puerta de mi habitación para preguntarme si quería pizza y se encontró con mi cuerpo desplomado sobre la cama, completamente vestido y con el control remoto en la mano.
Situación que se repetiría hoy al mediodía, cuando volvió a irrumpir en mi espacio personal, para ofrecerme de nuevo algunas porciones sobrantes de jamón y morrones. Me sorprendió el sol colándose por las pequeñas aberturas de mi persiana sudamericana. Pregunté qué hora era. 12 pm. Record.
Descubrí que los sábados hay sol. La gente sale a la calle y hace compras, pasea, trabaja, roba, divaga y vive como el resto de los días. Habiendo disfrutado de una cantidad envidiable de sueño y descanso, decidí que hoy, en vez de recuperarme de una noche llena de excesos, voy a aprovechar el día y voy a hacer algo que hace muchísimo que no hago: cualquier cosa.
No salir a la noche hace bien. Dormir de 9 pm hasta el mediodía siguiente, mucho más. Llamar a un amigo y proponerle hacer “algo, lo que vos quieras”, puede causar una grata sorpresa. Es por eso que estoy esperando que me pasen a buscar. Vamos a hacer algo, un sábado a la tarde. Para ustedes esto es normal. Para ustedes este post no tiene sentido. Y sin embargo, yo me siento rejuvenecido. Maravillado. Y además, el corte de pelo alla Robbie Williams que me acabo de hacer, aprovechando esta sábado glorioso, va bien con esta nueva etapa de mi vida. Menos noche y más sol. Menos resaca y más paseos. Menos cerveza y más licuados de banana. Quizás ir a Temaiken y saludar algunos monos. Por qué no? Quién me lo impide?
Un nuevo mundo. Una vieja nueva manera de vivir mis días sin obligaciones. Estoy cambiando. Soy otro Damiano. Me caigo mejor a mi mismo. Voy a abrazar un árbol y decirle lo mucho que “te quiero, zonzo”. Voy a tomar un helado y quién te dice, comer una manzana acaramelada con pochoclos. No más días de tinieblas. No me voy a esconder más en mi cueva. A partir de hoy, no salgo más los viernes. Se acabó.
Aprovechar el tiempo. No puedo llegar a la vejez y recordar mis días de purrete como una noche interminable y fiestas que no eran tan divertidas. Sentir el viento en mi cara, ver como juegan otros a la pelota, robarle el barrilete a un nene. Ah, eso es vida. Hasta que llegue de nuevo la noche y me vaya a Pacha y pase una noche de jolgorio que seguramente voy a olvidar y un domingo de mierda, lleno de dolores y quejas. Porque los sábados están buenos, pero el primer día de la semana, sigue y seguirá siendo un asco.
Yo cambié. Pero tampoco la pavada.
Situación que se repetiría hoy al mediodía, cuando volvió a irrumpir en mi espacio personal, para ofrecerme de nuevo algunas porciones sobrantes de jamón y morrones. Me sorprendió el sol colándose por las pequeñas aberturas de mi persiana sudamericana. Pregunté qué hora era. 12 pm. Record.
Descubrí que los sábados hay sol. La gente sale a la calle y hace compras, pasea, trabaja, roba, divaga y vive como el resto de los días. Habiendo disfrutado de una cantidad envidiable de sueño y descanso, decidí que hoy, en vez de recuperarme de una noche llena de excesos, voy a aprovechar el día y voy a hacer algo que hace muchísimo que no hago: cualquier cosa.
No salir a la noche hace bien. Dormir de 9 pm hasta el mediodía siguiente, mucho más. Llamar a un amigo y proponerle hacer “algo, lo que vos quieras”, puede causar una grata sorpresa. Es por eso que estoy esperando que me pasen a buscar. Vamos a hacer algo, un sábado a la tarde. Para ustedes esto es normal. Para ustedes este post no tiene sentido. Y sin embargo, yo me siento rejuvenecido. Maravillado. Y además, el corte de pelo alla Robbie Williams que me acabo de hacer, aprovechando esta sábado glorioso, va bien con esta nueva etapa de mi vida. Menos noche y más sol. Menos resaca y más paseos. Menos cerveza y más licuados de banana. Quizás ir a Temaiken y saludar algunos monos. Por qué no? Quién me lo impide?
Un nuevo mundo. Una vieja nueva manera de vivir mis días sin obligaciones. Estoy cambiando. Soy otro Damiano. Me caigo mejor a mi mismo. Voy a abrazar un árbol y decirle lo mucho que “te quiero, zonzo”. Voy a tomar un helado y quién te dice, comer una manzana acaramelada con pochoclos. No más días de tinieblas. No me voy a esconder más en mi cueva. A partir de hoy, no salgo más los viernes. Se acabó.
Aprovechar el tiempo. No puedo llegar a la vejez y recordar mis días de purrete como una noche interminable y fiestas que no eran tan divertidas. Sentir el viento en mi cara, ver como juegan otros a la pelota, robarle el barrilete a un nene. Ah, eso es vida. Hasta que llegue de nuevo la noche y me vaya a Pacha y pase una noche de jolgorio que seguramente voy a olvidar y un domingo de mierda, lleno de dolores y quejas. Porque los sábados están buenos, pero el primer día de la semana, sigue y seguirá siendo un asco.
Yo cambié. Pero tampoco la pavada.
4 Comments:
mmmmmm, el viernes es dia de....si, eso... por eso uno el sabado lo "aprovecha" mejor, claro cuando tiene novio/a, filito, o alguien pago y el sabado es dia de joda con amigos etc.
"corte de pelo alla Robbie Williams"???
Exigimos foto! (y no pongás el negativo de Robbie Williams)
Maura:
Vos decís que "el viernes es dia de....si, eso... "
No puedo evitar que mi mente putrefacta divague
Flying Burrito, don´t be shy, deje que su mente divague nomas...
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Salvo bueno, la gente en silla de ruedas, que hacen camino al rodar.
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