17.1.06

El amor bajo la lupa presenta: No soy yo, sos vos.

Yo no le tengo miedo al amor. Lo respeto. Y es por eso que miento tanto.

Es el viejo dilema de la soledad contra la felicidad la que me tiene confundido. Si me pidiesen que describa una imagen que represente a la felicidad, serían dos mis opciones. La primera, una familia de 4 integrantes en un espectacular jardín de una casa de dos pisos, preparándose para comer un asado. El padre estaría con un delantal con “estampado animal” de vaca, preparando el primer choripán. La madre estaría preparando la mesa cerca de la piscina, mientras sirve jugo y le guiña el ojo a su esposo orgullosa. Un poco más lejos, pero no tanto, un nene patea una pelota y una nena salta la soga. Sería un momento fijo, constante, como una foto con vida. Pero inmóvil, como todas las fotos.


La segunda sería un orgasmo. Es decir, una imagen sin imagen. Sólo la sensación final, pero en una explosión eterna.


Yo me hago el loco, pero sé muy bien que muy en el fondo, soy un tipo convencional. No busco nada del otro mundo. Pero no puede ser que piense tanto sobre este tema y que nunca llegue a ninguna conclusión que me brinde una respuesta clara y sencilla. Sé que pido mucho, después de todo, estoy hablando de amor y no se lo puede encasillar en palabras. Será por eso que prefiero las imágenes. Pero sí hay tres palabras que marcan perfectamente el principio del fin. Si te las dijeron, ya sabés cuales son.

- Tenemos que hablar.


- Qué pasa?

- No sé qué me pasa, ése es el tema. No estoy bien.

- Todavía estás enojado por lo de la otra vez? Ya te dije, me dolía la cab…

- No, no es eso. Soy yo. O vos. No sé.

- (Llanto) Pero qué te pasa?! Ayer me dijiste que me amabas!

- Si, ya sé, pero no sé…

- Podés dejar de decir “no sé” como un pelotudo y decirme qué mierda te pasa?

- (Llanto) No sé! No sé! Está todo bien, me encantás, sos hermosa, sos todo lo que yo pensé que quería, hace tres meses que salimos y como que no me siento como debería sentirme.

- Y cómo deberías sentirte?

- Y… enamorado…


- (Más llanto) Y para qué me dijiste “te amo”?!


- Porque vos me lo dijiste primero.

- (Odio) Sos un hijo de puta.

- No, no soy un hijo de puta. Soy sincero.

Si, soy un hijo de puta. Porque me hago el loco y soy convencional. Porque creo que sé y no sé nada. Ni siquiera amar. Y sólo el hijo de una puta es concebido sin amor. Lo peor de todo es que me voy a arrepentir. Sobre todo cuándo esté caliente y solo. Y voy a buscar otra mujer sólo para conquistarla y cumplir con mi ego. Voy a seguir escribiendo poemas, pensando que algún día voy a encontrar la respuesta. Seguiré perdiendo el tiempo o simplemente viviendo la vida, según como se mire. Hasta que eso que sentí una sola vez desde que nací vuelva a aparecer y me deje sin palabras. La casita perfecta con los nenes jugando y la esposa contenta no es la imagen de la felicidad para todos. Pero cómo me gustaría que fuese para mí.

Tengo 76 años. Sólo espero que no sea tarde.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El diálogo es hilarante si lo volvés a leer con las voces de viejitos de 76 años...

9:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Vine por recomendación ajena, me voy por convicción propia.

Te falta.

12:32 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

no crees que quizas estes estereotipandote demasiado? creo que eres un argentino un tanto engreido
aqui arthur desde mexico

3:23 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cómo habrá llegado la dirección del secreto mejor guardado de Internet a la International Gay Associaton?

7:31 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

1) Por qué nuestros hermanos latinoamericanos se empeñan en decirnos lo mucho que pensamos los argentinos de nosotros mismos?

2) Vos te pensás que en MI BLOG voy a tirarme abajo y hacerme el humilde? Es un blog. Blog en castellano significa "espacio para mentir".

Vos estás estereotipando, gil.

9:59 p. m.  

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