Detrás de los cristales
Llueve. Un día gris de principio a fin.
Entre mis cobijas sólo hay calor. El frío de la mañana me es indiferente. El mundo de afuera también. Mejor es quedarme aquí, abrigado entre sueños infinitos de belleza. Mientras tanto, llueve. Y sé que me tengo que levantar. Después, ahora no... me quedo un ratito más.
Entre mis cobijas sólo hay calor. El frío de la mañana me es indiferente. El mundo de afuera también. Mejor es quedarme aquí, abrigado entre sueños infinitos de belleza. Mientras tanto, llueve. Y sé que me tengo que levantar. Después, ahora no... me quedo un ratito más.
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