Hacelo / No lo hagas
Una de esas reuniones que uno no quiere estar. Básicamente, nos juntaron para redefinir las metas. Cuando uno trabaja en relación de dependencia con una empresa, tenés que aceptar esos momentos obligatorios en los que te dicen "cómo son las cosas" con la mejor onda posible y hacer mucho movimiento de "si, claro" con la cabeza, tratando de mirar el reloj lo menos posible. En mi opinión personal, yo decretaría que se instale un reloj en cada pared de cada ambiente de cada inmueble en todo el territorio nacional. Nunca es malo saber la hora y siempre es bueno agradar.
- No, no, no. Tenemos que ver las cosas distintas. El banco necesita comunicar que está cerca de la gente. Y con la clase de avisos que venimos haciendo no lo estamos logrando. Hay que apelar más a la emoción, la familia, la confianza y el crecimiento.
- (Movimiento de cabeza de "si, claro".)
- (Mirada fija de "te escucho".)
- (Nada de nada)
Y ahí entró a hablar mi jefe.
- Tenés razón. Ya hablé con los chicos sobre este tema. Por más que conceptualmente estamos bien, los avisos no están pegados a la imagen que busca el cliente. Estamos todos de acuerdo en que hay que hacer los comerciales un poco más grasas.
- No, no creo que esa sea la palabra para definirlos. Busquemos algo que nos mueva, un sentimiento común a todos.
- (Yo) No es fácil darle sentimiento a un banco en un país como la Argentina. No sonar hipócrita es el desafío más importante de todos. Si lo sabré yo, que soy el que tiene que escribir lo que dicen ustedes para vender.
- ...
- ...
- Somos concientes de lo que decís. Pero también son los bancos los que ayudan a la gente a comprar sus propias casas.
- (Yo) Esa es la campaña Dueños de Banco Provincia. Decirle al tipo que puede ser dueño de su propia vida y que están para ayudarlo es una cosa, mostrarte a la abuela que en nuestro banco puede sacar un préstamo personal para viajar por el mundo, es casi un insulto.
- No, yo no hablo porque miro la tele. Te hablo desde mis 10 años trabajando en este banco. Las historias de vida que escuchás acá no las escuchás en ningún otro lado. Y esa campaña me parece una bosta.
- (Yo) A mí me parece brillante.
Una hora más tarde, ellos seguían hablando de la diferencia entre targets, préstamos personales y prendarios y demases. Al llegar al punto cúlmine de la cita, todos dieron sus opiniones. La primera en darla fue ella, que representaba al departamente de marketing del cliente más importante de la empresa.
- Creo que lo más importante es que en general nos vamos entendiendo más. Estamos más que conformes con el trabajo realizado, pero cambiar ciertos puntos va a ser lo mejor para lograr cierto equilibrio.
Todos repitieron básicamente lo mismo. Al terminar la reunión y cuando cada uno se estaba yendo a su casa, ví en los ojos de mis compañeros de trabajo algunas acusaciones y otras tantas felicitaciones. Como era de esperarse, enseguida mi jefe me dijo que quería hablar conmigo.
- Vos no podés decir esas cosas enfrente del cliente.
- Perdoname pero yo pienso que estuve bien. Sos vos el que no puede decir que tenemos que hacer avisos más grasas. Los que sabemos supuestamente somos nosotros. Es nuestro trabajo decidir cómo decir las cosas.
- No cuando las decimos con su plata, boludo. Tener una opinión formada es muy bueno, pero en cuanto esa opinión te hace perder guita, te la tenés que meter en el culo.
- Algo de razón tenés, pero yo soy de decir las cosas como las pienso.
- Y es lo que más me gusta de vos. Pero la próxima vez que hacés algo así, te rajo.
No puedo dejar de pensar en el momento que dije "a mi me parece brillante" sin realmente pensarlo de esa manera. Al defender esa postura ajena, estaba protegiendo la mía. La amenaza llegó a destino, pero a decir verdad en ningún momento me sentí afligido. Porque estar convencido es una virtud. Tan importante como saber aprender una lección. Dije lo que sentía y al hacerlo, dejé toda mi personalidad en evidencia ante un grupo de impiadosos seres jerárquicos que pueden cambiar mi realidad con un chasquido de dedos.
Pienso en lo que dije y en lo que debería haber dicho. O mejor dicho, simplemente callado. Pero esto no es de ahora. Es la historia de mi vida. Menos mal que uno crece y aprende.
Por suerte, ya sé que voy a hacer la próxima vez.
- No, no, no. Tenemos que ver las cosas distintas. El banco necesita comunicar que está cerca de la gente. Y con la clase de avisos que venimos haciendo no lo estamos logrando. Hay que apelar más a la emoción, la familia, la confianza y el crecimiento.
- (Movimiento de cabeza de "si, claro".)
- (Mirada fija de "te escucho".)
- (Nada de nada)
Y ahí entró a hablar mi jefe.
- Tenés razón. Ya hablé con los chicos sobre este tema. Por más que conceptualmente estamos bien, los avisos no están pegados a la imagen que busca el cliente. Estamos todos de acuerdo en que hay que hacer los comerciales un poco más grasas.
- No, no creo que esa sea la palabra para definirlos. Busquemos algo que nos mueva, un sentimiento común a todos.
- (Yo) No es fácil darle sentimiento a un banco en un país como la Argentina. No sonar hipócrita es el desafío más importante de todos. Si lo sabré yo, que soy el que tiene que escribir lo que dicen ustedes para vender.
- ...
- ...
- Somos concientes de lo que decís. Pero también son los bancos los que ayudan a la gente a comprar sus propias casas.
- (Yo) Esa es la campaña Dueños de Banco Provincia. Decirle al tipo que puede ser dueño de su propia vida y que están para ayudarlo es una cosa, mostrarte a la abuela que en nuestro banco puede sacar un préstamo personal para viajar por el mundo, es casi un insulto.
- No, yo no hablo porque miro la tele. Te hablo desde mis 10 años trabajando en este banco. Las historias de vida que escuchás acá no las escuchás en ningún otro lado. Y esa campaña me parece una bosta.
- (Yo) A mí me parece brillante.
Una hora más tarde, ellos seguían hablando de la diferencia entre targets, préstamos personales y prendarios y demases. Al llegar al punto cúlmine de la cita, todos dieron sus opiniones. La primera en darla fue ella, que representaba al departamente de marketing del cliente más importante de la empresa.
- Creo que lo más importante es que en general nos vamos entendiendo más. Estamos más que conformes con el trabajo realizado, pero cambiar ciertos puntos va a ser lo mejor para lograr cierto equilibrio.
Todos repitieron básicamente lo mismo. Al terminar la reunión y cuando cada uno se estaba yendo a su casa, ví en los ojos de mis compañeros de trabajo algunas acusaciones y otras tantas felicitaciones. Como era de esperarse, enseguida mi jefe me dijo que quería hablar conmigo.
- Vos no podés decir esas cosas enfrente del cliente.
- Perdoname pero yo pienso que estuve bien. Sos vos el que no puede decir que tenemos que hacer avisos más grasas. Los que sabemos supuestamente somos nosotros. Es nuestro trabajo decidir cómo decir las cosas.
- No cuando las decimos con su plata, boludo. Tener una opinión formada es muy bueno, pero en cuanto esa opinión te hace perder guita, te la tenés que meter en el culo.
- Algo de razón tenés, pero yo soy de decir las cosas como las pienso.
- Y es lo que más me gusta de vos. Pero la próxima vez que hacés algo así, te rajo.
No puedo dejar de pensar en el momento que dije "a mi me parece brillante" sin realmente pensarlo de esa manera. Al defender esa postura ajena, estaba protegiendo la mía. La amenaza llegó a destino, pero a decir verdad en ningún momento me sentí afligido. Porque estar convencido es una virtud. Tan importante como saber aprender una lección. Dije lo que sentía y al hacerlo, dejé toda mi personalidad en evidencia ante un grupo de impiadosos seres jerárquicos que pueden cambiar mi realidad con un chasquido de dedos.
Pienso en lo que dije y en lo que debería haber dicho. O mejor dicho, simplemente callado. Pero esto no es de ahora. Es la historia de mi vida. Menos mal que uno crece y aprende.
Por suerte, ya sé que voy a hacer la próxima vez.
1 Comments:
lo mismo de siempre pinki...
Publicar un comentario
<< Home