25.6.06

De aquí para allá (relato de una noche igual a todas).

El viernes a la noche me encontré casualmente con mi prima Mariana en un bar de Quilmes. Mantuvimos la charla más larga que yo recuerde desde que teníamos 7 años y nos peleábamos porque yo le decía "dientes de lata" y ella me decía "negro". El tiempo ahora dice que ella tiene una sonrisa preciosa y yo... en fín.

Mariana siempre estuvo de novia. Tuvo mil millones quinientos mil setecientos ochenta y cinco novios. Desde la adolescencia, no paró de conocer muchacho tras muchacho que conquistara su corazón. Yo, en cambio, soy una persona completamente platónica, que divaga entre la soledad y un amor esquivo que nunca me conforma. La real diferencia entre nosotros, es que Mariana está buena y yo soy medio pelotudo.

- Y Dami? Novias?
- Estuve con una chica algunos meses en el verano pero no prosperó. No me siento preparado.
- Por qué?
- Porque me quiero demasiado a mi mismo como para compartir todo ese amor con alguien.
- Sos medio pelotudo, entonces.
- Callate la boca, querés? Vos tenías dientes de lata.
- Dale, nabo. Me vas a decir que no tenés levante? Soy tu prima, a mi no me chamuyes. Si estás solo, es porque querés.

Al otro día, y con la charla con mi prima todavía fresca en mi mente, decidí llamar a una chica que me provoca hermosas sensaciones para invitarla a salir. La llamé después de haberlo meditado durante un largo rato, ya que sucumbir ante las propias inseguridades es muy fácil cuando se está aburrido. Además, una frase recientemente aprendida que dice que "las dudas son el tiempo de los que piensan", me abrió los ojos a una realidad tan verdadera como evidente: pienso demasiado.

- Hola X, como estás?
- Dami... todo bien, vos?
- Bien, acá ando, viste el partido?
- No, no me interesa.
- Ah... te llamaba para invitarte a beber una copa...
- Jaja, no podés decir "beber una copa"!
- Si que puedo, es más, lo estoy haciendo: bebe una copa conmigo.
- Qué tarado... no puedo lindo, tengo que estudiar.
- Un sábado a la noche?
- Si, rindo el lunes. No te enojás, no?
- Para nada.

Corté el teléfono, la puteé de arriba a abajo y juré no volver a llamarla nunca más. Mi cabeza, haciendo un esfuerzo extra por tratar de comprender la situación, llegó rápidamente a la siguiente conclusión: si el pibe que te gusta te llama para invitarte a salir, aunque tengas que rendir el examen más importante de tu vida, decís que si porque te morís de ganas de verlo. Entonces si ella no se muere por mí, no me queda otra más que salir y vivir una noche de jolgorio junto a mis amigotes. Ah, los amigotes...

Vodka con naranja, champaña y alguna que otra zorra ventajera que te habla para saciar su propia sed. Ése fue el menú de toda la noche. En el boliche de siempre, en ése donde conocer a dos personas clave te asegura un trato diferencial. Con la gente de siempre, porque cuando te hacen sentir especial, es normal hacerse habitué. Como diría el famoso rapero-multimillonario-asesino-delincuente-narcotraficante 50 Cent, "You can find me in da club".

Cuando llegué a mi casa con la bolsa del automac lista para ser devorada, entre papa frita y mordiscos y con el Chavo Fucks en el televisor hablando sobre nuestra selección, una idea se instaló en mi cabeza y creo que se quedará a vivir conmigo durante mucho tiempo.

Viva la farra.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

posta, no queda otra.
como diria un amigo mio:
"son todas putas, menos mi abuela, mi vieja y mi hermana"

10:07 a. m.  
Blogger Gri said...

No generalicen che.
Hacés bien en aprovechar la libertad, porque es mejor llamarlo asi, libertad.
Ya te va a llegar la que prefiera desaprobar, ella debe andar desalentada por ahi también.
Saludos

2:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Donkey volvé

1:11 a. m.  
Blogger + said...

Sos un groso. Period.

Que viva George Best y su frase legendaria:

"La mayor parte de mi dinero lo gaste en mujeres y alcohol. El resto lo despilfarré".

12:21 p. m.  

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