Las desventuras y corvas herraduras de Coquito, el niño rural
Coquito y su Tío Ernesto pastorean ovejas mientras el sol cae... a lo lejos, se puede divisar una interminable tranquera y el verde campo que parece nunca acabar.
- AHHHH Coco... respirá, respirá... ah querido, sentilo. Esto es aire, Coquito...
- Sí, Tío, entiendo lo que decís. La verdad que se siente la diferencia. Es una delicia. La pureza, densidad del aire. Cómo nos llena los pulmones, recorriendo nuestro interior y alrededor, acariciando nuestros sentidos. El suave aroma a grama y naturaleza, le frescura del rocío tempranero y ese inconfundible bouquet a bosta seca...
- La cagaste, Coco...
- Touché!
- AHHHH Coco... respirá, respirá... ah querido, sentilo. Esto es aire, Coquito...
- Sí, Tío, entiendo lo que decís. La verdad que se siente la diferencia. Es una delicia. La pureza, densidad del aire. Cómo nos llena los pulmones, recorriendo nuestro interior y alrededor, acariciando nuestros sentidos. El suave aroma a grama y naturaleza, le frescura del rocío tempranero y ese inconfundible bouquet a bosta seca...
- La cagaste, Coco...
- Touché!
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