28.11.04

Las desventuras y corvas herraduras de Coquito, el niño rural

Coquito y su Tío Ernesto pastorean ovejas mientras el sol cae... a lo lejos, se puede divisar una interminable tranquera y el verde campo que parece nunca acabar.

- AHHHH Coco... respirá, respirá... ah querido, sentilo. Esto es aire, Coquito...

- Sí, Tío, entiendo lo que decís. La verdad que se siente la diferencia. Es una delicia. La pureza, densidad del aire. Cómo nos llena los pulmones, recorriendo nuestro interior y alrededor, acariciando nuestros sentidos. El suave aroma a grama y naturaleza, le frescura del rocío tempranero y ese inconfundible bouquet a bosta seca...

- La cagaste, Coco...

- Touché!