23.12.06

Ponelo acá

Hola, ¿qué tal? Lo que sigue a continuación son apenas algunos de los primeros títulos que mi mente empezó a disparar cuando me senté a escribir este intento de descargo textual.*
*Primero redacté "cuando me senté a escribir este escrito" pero enseguida me dí cuenta que era redundante. Además, de la otra manera (intento de descargo textual), queda como que sé de lo que estoy hablando.

"Victoria"
"Gracias a Dios"
"Por fin"
"Éxito"
"Lo logré"
"Misión cumplida"
"Se lo dedico a todos los que me conocen"
"Viva la Farra!"

Ninguno convenció. Entonces pensé: después de todo, ¿qué es un título?


Título (Del latín titŭlus).
1. Palabra o frase con que se da a conocer el nombre o asunto de una obra o de cada una de las partes o divisiones de un escrito.

2. Testimonio o instrumento dado para ejercer un empleo, dignidad o profesión.

Y aquí aparece el principio del escrito. O mejor dicho, el comienzo del desenlace más esperado de mi vida. Me voy a animar a escribir cada letra de la siguiente oración sólo porque es cierto: aprobé el último final que adeudaba para terminar mi carrera universitaria.

Seis años, cincuenta materias y muchísimas cuotas después, me van a entregar un título. Uno de esos que me va a servir de testimonio o instrumento dado para ejercer un empleo que ya tengo. Un empleo donde tus empleadores no valoran si te recibiste de la facultad, quitándole toda la dignidad al logro. Y después esos que dicen que saben, te convencen que perdiste el tiempo, porque lo tuyo es una actividad a la que se la considera más oficio que profesión.

Me pregunto qué hacer con un título que costó muchísimo tiempo y constancia, pero que al final, según dicen, no vale nada. Pero en realidad los valores de nada sirven. La evidencia fue la cara de mi mamá cuando le dije que me había sacado un 7. Simplemente impagable.
Esfuerzo, paciencia, desesperación, resignación traicionera y finalmente, el resultado. Qué complicado que es todo... lo que cuesta no vale y lo que vale, cuesta creer que sea verdadero. Lo bueno será ignorar por completo cualquier complejidad mientras brindo con la copa bien arriba, dibujando una sonrisa que quedará marcada en mi alma por el resto de mi vida.

Fin.

5.12.06

Los senos de la hermana de mi mejor amigo...


... son realmente dos creaciones maravillosas. Cuando ellos me saludan, automáticamente me siento un poco mejor que antes. Mismo cuando estoy feliz, si los veo acercarse hacia mí, el nivel de felicidad se incrementa notoriamente.

Son redondos, firmes, abundantes, invitantes a la mirada discreta. Portan magia adolescente, una magia que yo ya he perdido pero que no dejo de admirar. Cuando vienen, no se mueven. Es increíble la rigidez que poseen, así como es difícil de creer la rigidez que tan efectivamente provocan en quien les escribe.

Los he visto crecer desde los dulces 14 años, cuando ya asomaban frescos y vigorosos. Recuerdo que desde entonces prometían un futuro brillante que hoy, por suerte, indudablemente es realidad. Fui testigo de su evolución y puedo asegurar que cada tarde al sol mirando cómo se bronceaban perfectamente al costado de la piscina, han valido la pena.

Durante todos estos años yo he tratado de mantenerme al margen de su desarrollo, porque me he conformado sólo con saber que existen. Están siempre ahí, esperándome para que los espíe sin ningún tipo de pudor en cada oportunidad que se presenta.


Yo comprendo la verdad de esta situación. Son senos prohibidos, no tengo chance de conocerlos íntimamente en una situación amorosa y sexual. Hay códigos que no deben romperse, y sólo porque sé que mi amigo nunca leyó mi blog ni le interesa hacerlo es que estoy escribiendo esto. Si justo sos vos el que está leyendo, tenés que saber que no tenés derecho a enojarte, R. No estoy difamando ni faltando el respeto, sólo expreso mi sincera admiración por algo que todos tus amigos adoran y no se atreven a decirlo.