28.7.06

Un nuevo hallazgo de Monoblog

26.7.06

Babyshambles - Fuck Forever

What Im saying, what i'm saying
Whats the use between death and glory?
I cant tell between death and glory?
Happy endings, no, they never bored me
Happy endings, they still don't bore me

But they, they have a way
They have a way to make you pay
And to make you toe the line
Sever the ties
Because I'm so clever
But clever ain't wise

Fuck forever
If you don't mind
Oh fuck forever?
If you dont mind, dont mind,
i dont mind, i dont mind

Oh whats the use between death and glory?
I cant tell between death and glory?
New labour and Tory Pergatory and no happy families
Oh, so what I'm saying

What I'm saying
No, its not the same
Its not supposed to be the same

You know about that way
The way they make you pay
And the way they make you toe the line
Sever the ties
Oh, you're so clever, your so clever
But you're not very nice

So fuck forever If you don't mind
Oh I'm stuck forever
In your mind, your mind, your mind
But have you heard about that way,

To make you feel I should soon make you pay
And to make you toe the line, line
I Sever the ties

I never played this on the radio
I never played this on the radio

18.7.06

Mi sueño es subirme a un Porsche, dar una vuelta manzana al mango, bajarme, lanzar locro sobre la acera y recibirme de licenciado.

Recursar una materia en la universidad no es nada simpático. Tenés que ir a todas las clases de nuevo, cargando la culpa de un fracaso completamente indeseado. Nadie quiere estudiar algo que no le gusta, menos cuando ese algo es lo que más te cuesta en el mundo.

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Con los símbolos expuestos arriba se crean reglas, fórmulas, tablas, cálculos y leyes. La constante generación de datos precisos sin lugar para la incertidumbre. Nunca un error. La necesidad del hombre por respuestas concretas queda completamente en evidencia cuando nos ponemos a pensar por qué la ciencia es la contracara de la fé. La verdad inobjetable nos calma a todos. Saber que mañana el mundo no se acabará porque hoy uno más uno sigue siendo dos igual que ayer y siempre. Menos mal.
Nunca voy a entender por qué la materia Estadística es parte del plan de estudios de la carrera Licenciatura en Publicidad. Pero lo es. Y me saqué tres 2 (dos) y dos 1 (uno) hasta que metí el primer cuatro. Ese cuatro loco loco, que me dió esperanza. Que me enseñó que el camino no son las fórmulas, sino creer. Creer que se puede estudiar un poco nomás y aprenderse los pasos de memoria. Saber dentro de mi corazón que ese machete perfecto jamás sería detectado. Y tener por seguro que ésta vez, la suerte, estaría de mi lado.
- 4, Martínez. Lo felicito.
Y era una felicitación legítima. Con esa nota, había aprobado el final. Esa dulce profesora realmente se puso contenta por mí y no tuvo culpa en regalarme dos de los cuatro puntos del examen. Esa señora sexagenaria conocía mi sufrir, porque yo se lo había contado. Se sufre recursando. No me gusta. A vos tampoco te gustaría. Tuve que recursar Estadística* para poder seguir adelante en mi carrera y cumplir el anhelado sueño de recibirme y poner a mamá orgullosa como cuando realicé mi mayor proeza hasta la fecha. Me quedan dos materias y si todo sale bien, en diciembre me pongo el bonete. Confío en lograrlo. La probabilidad del fracaso, como recientemente me han enseñado, siempre está presente. Pero de algo estoy seguro. Tengo una verdad inobjetable.
Nunca más voy a tener que ver un número que no me guste.
*la recursé 2 (dos) veces. Viva la farra!

12.7.06

Mi sueño es subirme a un Porsche, dar una vuelta manzana al mango, bajarme y lanzar locro sobre la acera.


No me juzgues. Yo no te digo a vos qué soñar.

9.7.06

Probablemente no podías ver por las luces pero me estabas mirando a mi.

Y cuando me siento acá y pienso sobre qué voy a escribir esta vez, finalmente me reencuentro con la inspiración que siempre se esconde hasta que caiga el sol. Y los dedos golpean cada tecla provocando un ruido que sólo yo escucho en todo el mundo. Y la aventura vivida anoche hoy no me provoca ni una sonrisa. Y el olor a vómito de esa perra que nadie conoce sigue provocándome nauseas. Y la tarjeta de crédito de papi ya está cansada. Y el alcohol barato me regala un momento de autosatisfacción que no llena nada. Y el lugar adonde voy sigue sin aparecer en el mapa. Y los planes se siguen acumulando. Y la chica que quiero que me mire sigue con los ojos cerrados. Y en mis bolsillos los cofres que encierran mis verdades seguirán bajo llave. Y los aviones llevan y traen a millones, que no saben que existo y no les importa, pero está bien que sea así. Y el amor se reduce a la amistad. Y la amistad se confunde con complicidad. Y la complicidad me lleva a vivir una nueva aventura. Y la estupidez se apodera del lugar porque es lo más indicado. Y los muchachos seguirán siendo los despreocupados de siempre. Y sigo diciendo las mismas cosas sin poder encontrar nada que me devuelva algo. Y el principio se mezcla con el desenlace, dejándome un nudo en la garganta. Y esta noche, todo empieza de nuevo. ¿Y?

4.7.06

Viva le Farre!

Jean Luc era un joven parisienne de esos que todos conocemos. Amante del buen vino, las prostitutas baratas y la casa de burlesque como lugar de encuentro social. Él vivía sus días durmiendo en su apartamento con palliere cercano a la Torre, y sus noches se sucedían una tras otra en "Le Baguette", el prostíbulo más concurrido de París, allá por 1914. Jean Luc era respetado por todas las mujeres de la noche por nunca haberse propasado con ellas y haberlas tratado como verdaderas damas. Es que ninguna sabía su secreto más íntimo.

Jean Luc siempre caía pasada la medianoche sediento de vino y compañía femenina. Tras dos botellas él sacaba de su saco de pana unos manuscritos desprolijos donde se le imprimían el alma, con extensos poemas que descubrían un llanto silencioso. Enseguida le contaba a cualquiera de las rameras que se sentaban en su falda sus anhelos de amor incondicional y caridad sin intereses. Algunas de ellas hasta se peleaban durante el día para poder ser la afortunada que a la noche siguiente recibiera tantas palabras dulces emanadas de un sentimiento verdadero. Es que comparado a las groserías que tenían que aguantar de sus otros clientes, la forma de tratar que tenía Jean Luc era un manto de piedad. Y no era de extrañarse que más de una sinceramente lo amara.

La prostituta preferida de Jean Luc era Rosemarie. Una chica americana de New York que había llegado a Europa huyendo de los terribles acosos de sus padrastros. Vender su cuerpo fue lo único que le quedaba por hacer, si es que quería comer. Además, que una rubia de 1.74 cm, con 110 de busto y una boca carmín que despertaba las más innombrables pasiones no entregara, era sencillamente un desperdicio.
Rosemarie amaba profundamente a Jean Luc pero no se lo decía porque sabía que su corazón no era de las prostitutas, sólo su alma. Entonces se conformaba con ser ella quien escuchara sus poemas y poder ofrecerle una buena francesita a escasos 25 francos.

Fue en agosto. El calor era insoportable pero encendía en los parisinos un fuego salvaje de sexo y lujuria. Los cabarets estaban llenos durante todo el día. El negocio del amor es la mejor opción cuando se está en Francia. Y pasada la medianoche, todas las prostitutas de "Le Baguette" se preguntaban dónde era que estaba Jean Luc. Algunas aseguraban que finalmente había cumplido con su promesa de irse al Sur a pintar y escribir hasta la muerte. Otras, más esperanzadas, juraban que había dicho la noche anterior que volvería una vez más, cuando la sed de vino lo lleve hacia su guarida preferida. Rosemarie fue hasta la puerta del local para ver si podía verlo antes que las otras, y así, asegurarse su dosis de amor efímero.

Pero Jean Luc nunca llegó. En cambio, llegaron las sirenas de las patrullas de Le Police du Paris, y con ellas, cientos de hombres uniformados dispuestos a ejercer la violencia más extrema con tal de llevar a cabo la misión que tenían: encontrar el opio. Alertados por Jean Luc, sabían exactamente donde buscar y encontraron lo que querían: 279 kilos de opio de máxima pureza, toda una fortuna en esa época. Era sabido que en las casas de burlesque de París la droga corría en manantiales, pero siempre fue muy difícil de probar, ya que cada vez que había una redada, muchos de los policías que entraban a los locales encontraban a sus propios jefes disfrutando de la mala vida. Entonces, había que hacer de cuenta que nada había pasado y seguir con otra cosa. Pero esta vez no. Porque Jean Luc había hablado personalmente con cada uno de los comisarios de la ciudad para que esa noche se ausentaran de "Le Baguette", dando lugar al operativo más grande jamás efectuado en París por narcóticos hasta la fecha.

Rosemarie fue colgada, junto con el resto de las prostitutas. Durante los primeros estruendos de los golpes y las ametralladoras, murieron 23 afamados y respetados hombres de la alta sociedad parisina, todos amigos de Jean Luc. Luego de que el humo desapareciera, los diarios de la capital mostraban orgullosos en sus primeras planas el actuar de la policía que había logrado dar el golpe más certero hasta el momento contra el hampa francés.

Nadie nunca supo que pasó con Jean Luc. Cuando lo fueron a buscar las autoridades para conmemorarlo por su gran ayuda en pos de combatir el crimen, había desaparecido. Jamás lo volvieron a ver por las calles de París. Y es que algunos todavía cuentan hoy que fue su secreto el que lo obligó a la traición y al destierro de su amada ciudad luz.

Es que Jean Luc, era un hijo de puta.